martes, 28 de abril de 2015

Verdad histórica



    Es bueno que nosotros, los hispanoamericanos, reconozcamos en  nuestros antepasados el bien que nos han sabido dejar. La gran mentira de los estados poderosos modernos es hacernos creer que nuestra Madre Patria nos conquistó en su sed de codicia esclavizando y destruyendo todo lo que había a su alrededor cual animal insaciable. Mentira insostenible con cualquier investigación medianamente seria sobre la conquista española o simplemente usando nuestros ojos para ver la enorme cantidad de indígenas y de mestizos que existen desde México hasta la Argentina, o también darse una vuelta  por cualquier ruina jesuítica y conocer su obra. 
    La verdad histórica dista mucho de la versión oficial, versión oficial que, dicho sea de paso, sí es totalmente  adecuada "a otras conquistas de otros reinos". Nos quieren avergonzar de nuestro pasado cuando justamente este mismo es nuestra mayor fortaleza. La conquista española tiene su sello hispánico y  la esencia  del mismo es ser profundamente cristiano. Dicho de una mejor manera: es una conquista católica con notas españolas. La España de Carlos V y de Felipe II fueron los imperios mas grandes que han existido y que mayor desarrollo han alcanzado y esto se debe principalmente por ser fieles hijos de la santa madre Iglesia. Sus enemigos fueron primero enemigos de la Iglesia y luego de España. Recordemos con estas imágenes algo de la misión hispánica en América.                               







"Las Indias eran reinos de la Corona de Castilla, distintos de los reinos de España, y administrados por un consejo real propio. Los indios eran súbditos directos de la Corona, no del estado español ni de españoles individuales. Eran hombres libres y no podían ser esclavizados a menos que se les cogiera en rebelión armada. Sus tierras y bienes les pertenecían, y no podían serles quitados. Sus jefes debían ser confirmados en el cargo y empleados como funcionarios menores. Dependían de los tribunales de justicia españoles y podían demandar a los españoles y éstos a ellos; pero sus leyes propias debían ser respetadas, excepto cuando eran evidentemente bárbaras o contrarias a las leyes españolas de Indias."

Fuente: 'Europa y la expansión del mundo, 1415-1715' del historiador británico John H. Parry, especializado en imperios ultramarinos, sobretodo España y Portugal.